cutar el 17 abril 2021

En Octubre del 2020 se publicitó el proyecto piloto de inclusión financiera que posibilitaría que los vecinos de los pueblos sin servicios financieros pudieran obtener dinero en metálico (cash) a través de las farmacias de la localidad, que pasaban a convertirse así en una suerte de cajeros bancarios.

Han pasado meses desde entonces y, para que vamos a esconderlo, los vecinos ya tenían sus reticencias sobre este proyecto porque había salido mucho en las noticias incluso habían venido la mayoría de las cadenas de televisiones a grabar en un Pueblo por el que rara vez aparecen.

Pero, hasta el día de ayer sábado 17 de abril, todavía no se había dado esa realidad. Y en estas fechas pasadas de la Navidad, confinados y sin poder salir del término municipal, más de uno bien que lo hubiera agradecido.

Hoy ya sí.

Hoy este proyecto ha dado el paso para empezar a estar operativo en Cútar.

Y a tal fin han venido a este pueblo Natacha, diputada de la Diputación Provincia de Málaga, y dos representantes de la caixa, Mateo, director de negocio de la Axarquía y Yolanda de la fundación la caixa. Que han estado acompañados además de por vecinos del pueblo, por Francisco, el alcalde de la localidad, y por Pepe, el farmacéutico de la villa.  

Inclusión financiera en Cútar
Puesta en marcha del proyecto piloto a nivel nacional de inclusión financiera en Cútar.
Y la verdad es que han explicado muchas cosas y han comunicado la propia trascendencia que está teniendo el proyecto.

Han contado que el motivo del retraso ha sido debido a causas legales.

Esta experiencia piloto, si bien tiene cierto recorrido en otros países de Europa, el Reino Unido por alusión directa, no está regulada en España y por tanto había que buscar la fórmula jurídica, (y práctica) de poder llevarla a cabo. Especialmente para aquellos que quieran disponer de fondos en la Farmacia sin ser clientes de banca – la caixa.

La solución ideada ha sido una tarjeta tipo comercio que les habilitará para poder extraer dinero de la Farmacia como si de un cajero fuese, o la tarjeta normal del banco si eres cliente habitual de dicha entidad.

Y avisan,

“no será necesario hacerse cliente de la caixa para poder disponer de este servicio”, bastará sólo con solicitar y disponer de esta tarjeta tipo comercio.  

Como experiencia piloto que es, inicialmente esta operación no tendrá costo alguno para sus usuarios que, por tanto, no abonarán ningún costo ni comisión ni por la expedición de la tarjeta ni por la retirada de efectivo. Ventajas de ser prueba experimental.

Eso sí, hay límites porque no podemos olvidar que la Farmacia del pueblo no es un banco, y no puede tener fondos en exceso. Así que no se podrán sacar más de 150 euros por día ni más de 1000€ al año.

En un futuro, cuando el proyecto esté asentado, se cobrará un euro por cada retirada de efectivo.

Los primeros vecinos en sacarse la tarjeta.  

Mª Carmen Triano, oriunda del Rincón de la Victoria pero vecina de Cútar desde hace más de treinta y cinco años por amor y devoción, ha sido la primera de las vecinas del pueblo en poner en marcha este proyecto solicitando la preceptiva tarjeta que le remitirán en unos días. Seguida luego de otras personas vecinas de la localidad asistentes al acto.

Cútar - primera vecina en sacarse tarjeta inclusión financiera

En la reunión habida hoy se han expedido 5 de esas tarjetas para aquellos que no eran ya clientes de la Caixa, y ya se aventuran que en cuanto empiece a correr la voz habrá más solicitantes dispuestos a ello.

Las personas interesadas en hacerse con una de esas tarjetas deberán comunicarlo a Pepe, el farmacéutico y cuando haya un mínimo de 5, personal de la Caixa se desplazará a la localidad, a modo de sucursal ambulante, a expedir dichas tarjetas con las que podrán proceder a la retirada de efectivo.  

Incidentes y risas ha habido, y no pocas.

Hasta el velo del posible fracaso del proyecto ha planeado por la sala en la voz de algún vecino. Y está bien porque, no todo deben ser parabienes, y, lo que se ha hecho, es expresar en voz alta los recelos y pensamientos, que, por otra parte, siempre están presentes cuando algo novedoso arranca.

Atentos a los municipios interesados, porque en el camino hay escollos. 

Y más vale conocerlos desde el principio para evitar posibles enfados o abandonos.

Cútar - Inclusión financiera, el Alcalde y Pepe el farmcéutico

Y si no que se lo pregunten a Pepe, el farmacéutico, que ha recibido cargos y comisiones en su cuenta que le han desmotivado a rachas para seguir en el proyecto. Pero en una labor de trabajo conjunto y en pro del bien de todos, se han podido ir salvando esos inconvenientes.

Y sirva esto de aviso a navegantes. Pues, tan pronto se quejó del hecho, tan pronto se le retiró la comisión cargada en cuenta y que no aparecía por ningún lado en el convenio suscrito entre entidades partícipes. 

Son los efectos colaterales de la automaticidad y lo digital, que todavía sigue siendo solo inteligencia artificial. Detrás de ella, una mano humana ejecuta la instrucción del convenio y procede a la devolución de una comisión que sale masivamente de las voraces entrañas del sistema digital financiero.

Los más beneficiados: las personas mayores del Pueblo.  

Pero volviendo al Salón de Plenos del Ayuntamiento dónde se realizó la presentación, también se observaba emoción, y en general una sensación de que esto puede beneficiar a muchos y especialmente a los más mayores del Pueblo. 

Esa generación de personas mayores que no dispone de vehículos o de movilidad ni tiene ya ganas, tiempo o habilidades para adaptarse a las nuevas operativas bancarias on line o digitales a las que nos empujan a marchas forzadas a toda la sociedad, te guste más o menos la mecánica. O que dependen de que las acerque al Pueblo vecino cada primero de mes, un familiar o un vecino cada vez que necesitan disponer de fondos para sus gastos más básicos de la compra del mes. 

Y es que, lo más importante de los nuevos derroteros por los que nos lleva la tecnología es no dejar atrás a la generación que les pilla más lejos, y que antes o después será también la del lector. Precisamente por ello medidas como ésta son un acierto y por eso esperamos que llegue a buen puerto.

Aunque no nos vamos a dejar atrás esos comentarios oídos en off de aquellas personas que se alegraban de la medida porque no disponían de carnet de conducir, o de los que se han encontrado en algún imprevisto y no han tenido más remedio que recurrir al préstamo de un vecino. Son múltiples pues, las situaciones que este nuevo proyecto puede venir a remediar. Y es que, 

Hoy se han puesto las bases de un proyecto importante de innovación social.

Cútar - proyecto pionero para la inclusión financiera

Para muchas personas, sobre todo gente que habita la ciudad, puede que no se sea consciente de la repercusión de una noticia como ésta, más allá del renovado glamour que despierta hacer algo por la mal llamada España (      ), en la que late más vida y sentido de comunidad que en muchos bloques (llenos o vacíos) de la gran ciudad.

Pero, hay que reconocerlo, lo importante es que, para la mayoría de las localidades pequeñas sin servicios financieros este proyecto es un gran avance. 

Lo que nos lleva a felicitar a los artífices de esta iniciativa que ahonda en una grave problemática de operativa cotidiana. Que las personas que viven de siempre en los Pueblos se hayan acostumbrado a depender de las localidades vecinas para los servicios básicos es una cosa, que lo admitamos como sociedad con normalidad es otra. 

Tanto desde la Fundación la Caixa como desde Diputación se ha trasladado que hay una gran expectativa por cómo funciona y evoluciona esta experiencia piloto, pues ya hay muchas localidades y alguna que otra Diputación interesada en aplicarla también en sus territorios.

Desde esa misma posición se ha querido trasladar la responsabilidad compartida de todo el pueblo en el desarrollo de la misma.

Y es que, hoy, en Cútar, tenemos la posibilidad de crear algo único que conjuga beneficio social, innovación tecnológica, inclusión financiera y personas que habitan en el mundo singular de los pueblos.

Por eso, cuando este proyecto se haya asentado y se haya implementado también en otras muchas localidades de esta España nuestra, podremos decir 

“Todo empezó en Cútar”.

#nathium #Cútar #conectadosconlatierra #inclusiónfinanciera

Teletrabaja en Málaga provincia

La riqueza natural y paisajística de la provincia de Málaga convierte a sus pueblos en un lugar ideal para teletrabajar en ellos, y teniendo a una distancia cómoda los servicios de una gran ciudad.

Málaga “está que se sale”, que diríamos por aquí. 

No sólo es bonita y tiene uno de los mejores climas del mundo sino que, además, está de moda. 

Nada más que hay que ver el reguero de noticias de última actualidad para constatarlo:  

Esta algarabía de noticias debemos ponerla en relación con el profundo proceso de cambio en el que estamos inmersos como sociedad y que tan rápidamente ha impulsado la pandemia del Covid – 19, y que, de entrada ha supuesto un cambio profundo en las formas de trabajo y ha roto todos los tabúes clásicos hacia la eficiencia del teletrabajo.

A la par que ha evidenciado la saturación urbana y ha puesto la mirada en el mundo rural como lugar de destino idóneo para muchas personas que antes no lo contemplaban como posibilidad. 

Y este es un cambio que, aunque incipiente, apunta maneras para consolidarse. Será labor de todos hacerlo respetando las formas de vida rurales, como ya he comentado en otros posts de este blog.

Referente a la ciudad de Málaga como lugar de implantación para el centro de ciberseguridad, Google afirma que «La elección de Málaga para albergar este nuevo ‘hub’ de Google no es casual». «Esta región cuenta con gran talento, un ecosistema de ‘startups’ vibrante e incubadoras y aceleradoras de empresas que llevan cultivando el tejido tecnológico mucho tiempo», añaden. Y esa región, sin duda, es un territorio más amplio que la propia ciudad, por lo que esperamos que parte de esa inversión de 650 millones de dolares que Google anuncia para ayudar a la transformación digital del país pueda también notarse en estos ámbitos más rurales que ahora apenas habitamos unos pocos.

Y que esté en consonancia con esas palabras del CEO de la fundación de la World Mobile Capital, Carlos Grau, en las que ponía de manifiesto la existencia de una “emergencia digital, siendo imprescindible trabajar en ella para reducir la brecha digital “y no dejar nadie atrás”. En lo que queremos interpretar que ese no dejar a nadie atrás incluirá, necesariamente, el propio mundo rural que necesita de esos servicios con la misma intensidad que la propia ciudad.

Teletrabaja en Málaga WorkBay.

Y, conjugando todo esto, Málaga ha sabido ver todo ese conjunto de oportunidades que se están materializando en este momento de nuestra historia para lanzar una campaña publicitaria muy oportuna: “Málaga WorkBay”, en la que personas de otros países que han recalado en la ciudad para trabajar, difunden mejor que cualquier otra persona, las bondades de esta tierra nuestra que lleva por lema el rasgo identitario de su población: muy hospitalaria.

málaga workbay

Desde luego no podrían haber elegido mejor momento de difusión de la ciudad para lanzar dicha campaña. 

Leer estas noticias para alguien que reside y trabaja como profesional en un Pueblo de menos de 1.000 habitantes, después de haber vivido más de cuarenta años en la capital, sugiere la ilusión de que estas iniciativas pueden suponer una gran oportunidad para la integración territorial de Málaga provincia en pos de su dinamización.

Para ello solo hace falta una mirada generosa y adelantada a su tiempo, que no es poco.

O simplemente, vivir en un Pueblo para darte cuenta de lo poco que la ciudad sabe sobre lo que el mundo rural aporta al urbano y las potencialidades de este territorio.

Así que, ¿por qué no trabajamos para hacer extensiva esa opción del Málaga WorkBay a la provincia?

Cualquiera que viva en Málaga sabe perfectamente de la estrecha vincularidad de muchos de sus pueblos con la capital y de la riqueza natural de la provincia que la convierten en lugar idóneo para vivir en zona rural.

Si Málaga “es lista” sabrá que hay un grupo de profesionales que no sólo anhelan los servicios de una gran capital sino la riqueza paisajística y la tranquilidad que aporta un entorno natural. Y ahí, juegan un papel esencial los múltiples pueblos de la provincia que están a una distancia media relativa de no más de una hora de la capital.

Y esto ya es una realidad en esta provincia.

El boom del turismo de proximidad ha hecho que dos localidades malagueñas, Comares y Sayalonga, se ganen un hueco en las noticias de prensa por los logros económicos reportados a través de plataformas como Booking o Air B&B.

Por eso, y más aún ahora que Málaga se ha posicionado para celebrar una exposición de ciudades sostenibles defendiendo un ecosistema inteligente, sería de sabios integrar en todas esas dinámicas el territorio rural de la provincia. Porque, en un futuro inmediato que es ya casi presente, no habrá ciudad que se pueda tildar de sostenible ambiental, social y económicamente si no integra sus territorios rurales.  Y porque el inminente creciente auge del teletrabajo va a demandar cada vez más localidades cercanas, pero alejadas, de las grandes capitales de provincia.

Y Málaga, capital y provincia, tienen ahora la oportunidad de demostrar que no sólo se ofrecen como la sede dónde los países de todo el mundo traen a Málaga lo que se está logrando en materia de innovación con el fin de conseguir los ODS marcados por Naciones Unidas para tener un planeta sostenible ambientalmente, socialmente y económicamente” (como afirmaba el Alcalde recientemente) sino que además puede ser el ejemplo vivo de una integración territorial, dónde se materialice entre otros el cumplimiento de los ODS números 8 (trabajo decente y crecimiento económico), 10 (reducción de las desigualdades), 11 (ciudades y comunidades sostenibles), 12 (producción y consumo responsable) y 17 (alianzas).

Ante estas noticias y el logro que suponen para la capital, nuestra propuesta es trabajar para que esos beneficiosos efectos que todos esperamos reporte a Málaga en múltiples sectores, integre a su vez las zonas rurales de la provincia.

Málaga puede, y debe, atraer no sólo para sí, también para su territorio.

Málaga debe saber ver que su crecimiento y el de la provincia están interconectados. No por casualidad se la conoce como la capital de la costa del Sol. Porque Málaga sin ésta no sería lo mismo que es hoy. Y tiene que adelantarse a los tiempos y saber ver que Málaga es también la capital del interior. Y que apostar por expandir sus logros a la provincia traerá beneficios y resultados para todos.

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Y la Diputación provincial, cuyo principal sentido de ser está precisamente en esos pequeños municipios que la conforman y que tantas veces son olvidados en pro de la megaurbe costera en que se ha convertido el litoral de la provincia, si quiere hacer uso práctico de su logo “UNE”, no tiene mayor ni mejor escenario de trabajo, ni más ambicioso objetivo, que establecer y fortalecer lazos de unión entre los territorios (rural y urbano, costero y de interior) que conforman la provincia, que permitan extender las propuestas metropolitanas hacia espacios rurales contribuyendo así a su dinamismo

La Málaga de interior alberga cada vez más personas que hemos decidido cambiar para vivir nuestra proyección profesional desde escenarios más naturales y calmos como los que aporta el interior de la provincia. Y aún hay cabida para muchos más. 

Y, sin duda, el teletrabajo es una opción para el reequilibrio territorial por el que se trabaja en estos momentos. Pero, también lo es expandir algunos de estos proyectos a otras comarcas de la provincia.

¿Por qué no realizar algunas de las actividades de la World Mobile Málaga en Vélez Málaga, Antequera o Ronda y crear sinergias digitales con polos territoriales de la provincia generando un efecto de amplificación digital por todo el ámbito rural?

¿Por qué no impartir seminarios formativos desde el nuevo centro de ciberseguridad, o con apoyo del Polo Digital de Málaga, en institutos rurales de la provincia de pueblos pequeños en los que se fomente la inquietud por el aprendizaje digital para las futuras generaciones?

¿Por qué no trabajar para que el proyecto Málaga WorkBay no se limite a la capital sino que, en colaboración con los servicios de la diputación provincial de Málaga, se pueda expandir a toda la provincia?

Sin duda que todo esto requiere de esfuerzos. Y no sólo materiales, sino muchas veces, antes al contrario de mentalidad.

¿Tiene Málaga capital la visión de apostar por el ámbito rural de la provincia y contribuir a la mejora de sus servicios para que se pueda convertir en una zona de teletrabajo competitiva?

¿Somos conscientes de la potencial población generadora de empleo y oportunidades que se está formando ahora mismo y que mantiene vínculos con lo rural?

¿Podemos ver el potencial humano que podemos atraer a las comarcas de Málaga y que enriquecerán el tejido socioeconómico de la provincia, redundando sin duda en la imagen de la capital? O, incluso ¿Cuántas personas vinculadas al Parque tecnológico de la capital residen (o preferirán residir) en núcleos rurales ajenos a la densidad urbana de la capital?

La gran apuesta pendiente que tiene la capital por delante es saber liderar el territorio de la provincia a la que da su nombre. Y el gran reto para la Diputación Provincial de Málaga será conjugar sus esfuerzos con la capital para lograrlo.  

Y eso, en los tiempos actuales de cambio climático, saturación de ciudad, despoblamiento rural, riqueza (agro, turística y cultural) del campo malagueño, políticas europeas para el equilibrio y cohesión territorial, exige generosidad y reparto de proyectos entre todas sus comarcas. 

Por el camino surgirán muchos retos: alta prestación de servicios digitales, integración de la población, respeto a formas de vida, mantenimiento de los elementos identitarios de los pueblos, enfoque en la recuperación del patrimonio vernáculo de la provincia, … pero como todo en la historia, los pasos habrá que ir dándolos uno a uno y reconsiderándolos por momentos. 

Pero lo primero siempre será tener la capacidad de verlo e imaginarlo.

Yo creo en ello, ¿y tú, Málaga?

#nathium #conectadosconlatierra #Málaga #MalagaWorkBay #desarrollorural

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Por una campaña en pro de la dignidad y valía de los agricultores, auténticos profesionales de la tierra. Primera parte. 

Una de las grandes realidades que ha puesto de manifiesto el COVID-19 es, que el campo no ha parado y que la riqueza agraria sigue más que vigente en nuestro territorio malagueño, andaluz, español y europeo. Tan esencial que, hasta los fondos de inversión se han dirigido vorazmente a invertir en él.

Es la garantía del suministro de alimentos lo que ha mantenido la seguridad en las ciudades durante el tiempo del estado de alarma decretado y durante toda la posterior situación de confinamientos y cierres perimetrales. Tal como además, no podía ser de otro modo, ha sido ratificado desde los gobiernos y la propia Comunidad Europea.

Es el trabajo del campo, -que no ha parado-, el que ha mantenido alimentados a toda la población, especialmente, a la gente de ciudad. 

No hay más que recordar “el pánico” a quedarnos sin comida que se produjo en los primeros días del estado de alarma allá por el ya lejano mes de marzo, y que se manifestó en la desbandada a los supermercados y en la alocada compra de productos alimentarios de primera categoría por parte de familias de todo tipo.

El alimento y la posibilidad libre de acceder a él, y más en países que aún tienen reciente en la memoria de sus mayores la época de escasez, es una garantía de seguridad ciudadana y social.

Sin embargo, es fácil detectar que, lo que especialmente se valora, es EL PRODUCTO.

El saber que seguimos teniendo acceso al alimento.

Pero, ¿y el profesional de la tierra que ha estado laboreando día tras día la tierra para que ese producto llegue a tu hogar, a tu mesa, a tu estómago y al de tu familia?

No me cansaré de decir que está bien recordar la importancia de tener alimento, de disponer libremente de lo que nos gusta en los supermercados, de destacar la inmensa calidad y riqueza de productos gastronómicos que tenemos en España, pero tenemos que aprender y educar en apreciar la dignidad y valía de los “profesionales artesanos de la tierra”, de los AGRICULTORES, (lease agricultores, ganaderos, cabreros, apicultores, …) pues son ellos los que hacen posible que tú tengas un producto que comer.

El trabajo del campo no puede seguir siendo ignorado o desatendido por la ciudadanía.

No es sólo que la sociedad en general no mire bien al campo, ni valore el trabajo profesional que hay detrás de cualquier labor agrícola, o que desconozcan o no quieran conocer la importancia de sus decisiones de compra y cómo afectan al sector agrario y al agricultor. Es que, en general, en la sociedad andaluza y española se ha mantenido la imagen ficticia de que el trabajador del campo es de segunda categoría. Y lo peor es que esto ha calado también en la sociedad rural. 

Son muchas las conversaciones en las que he escuchado al padre decir frases como esta o similares:  

“mis hijos que no se dediquen al campo, mejor que se busque la vida en la ciudad, que allí sí hay futuro”;  

“la vida de campo es un trabajo muy duro y no da pa vivir”, …

Trabajo de agricultor

Durante demasiado tiempo ha existido una tendencia social alta a considerar que dedicarse al campo era cosa de pobres, de los que no saben hacer otra cosa, o de los que no valen para algo de “más provecho”.

Es una idea de pensamiento que se mueve entre la actitud despreciativa (indigna de estimación) y la ignorancia hacia la valía del campesino.

No sé si aun pesan los años de escasez, la historia feudal, o la pobreza vinculada al mundo rural, o es solo el peso de creencias históricas que cuesta remover por alejadas que puedan estar ya de la realidad.

Es uno de los temas que tengo pendiente profundizar y localizar buenas referencias de sociología que lo analicen.

Pero, mientras tanto, y en mi opinión, durante estos dos siglos desde la revolución agrícola que ha generado ese cúmulo de transformaciones sociales a las que me he referido en otras entradas del blog,

” Es como si la sociedad ante su vertiginoso crecimiento hacia la modernidad se hubiera convencido de que la vida urbana es la única forma de vida posible. 

Y en cuanto que opuesta a ella, la vida rural es algo que no se ha valorado ni atendido debidamente, y que se ha visto como algo arcaico que no merecía ser protegido. 

Y quizás por ello, no es sólo que se ha perdido población en los pueblos, y patrimonio, y costumbres, y recursos, y oficios, y saberes y sabiduría,  sino además, y lo más grave, se han perdido generaciones que se sientan orgullosas de ser de campo y quieran dedicarse a una labor noble: la de coadyuvar a la naturaleza a ser parte activa del proceso de la creación.

Por qué, es importante resaltar que, los frutos que actualmente consumimos no son sólo producto de la Tierra, sino el resultado de un arte y una ciencia milenaria (la agricultura) en la que la observación, el buen hacer y la querencia ha hecho posible domesticar a la naturaleza para poder disponer hoy de la enorme gama de productos alimentarios que podemos consumir.

Y eso, a salvo de estos últimos años en los que la ciencia ha tenido un mayor protagonismo, ha sido durante muchísimos siglos, gracias a la milenaria historia del campesinado y sus gentes, sencillas y eruditas a la par, que articulan su vida en torno al medio natural que los envuelve. 

Evidentemente esta realidad debe ser reconocida, resaltada y valorada por la sociedad. 

Pero para eso primero hay que saberlo.

Algo que, como abordaremos en otras entradas del blog, depende también en gran parte del propio colectivo y de las asociaciones que los representan.

En una época en la que todo es campaña de imagen y marca personal, no se entiende aún como los grandes colectivos agrícolas no se han activado aún para crear una imagen de marca potente de las personas que se dedican a la agricultura y mejorar su impacto en la sociedad.

Pero tiempo al tiempo, que por eso desde aquí seguimos hablando y defendiendo la importancia de:

“una campaña que defienda y destaque la dignidad y valía de los “profesionales artesanos de la tierra”: los AGRICULTORES“.

NOTA IMPORTANTE: toda referencia hecha en el texto a los agricultores debe ser entendida en su amplia acepción y comprensiva de toda la gama de productores de base alimentaria del sector primario: agricultores, ganaderos, cabreros, apicultores, ….

Rocío Ledesma para Nathium.com

#Nathium, #Conectadosconlatierra #Cutar #axarquia #Tuencierroesunaoportunidad

#agriculturores #campesinado #dignidadagrícola

Solsticio de invierno

Hoy, 21 de diciembre, es día del solsticio de invierno que simboliza tantas diversas celebraciones vinculadas a este día y que supone el inicio de una estación, la invernal que invita al recogimiento y nos abre las puertas a la Navidad.

Un día tan singular, aún más en este año 2020, y que está plagado de múltiples significados y significantes, me parece un momento idóneo para hacer unas reflexiones más filosóficas a las habituales. Aunque es sin duda mi trato diario con la vida en el pueblo lo que las ha despertado y me ha hecho valorar la enorme importancia de la biodiversidad humana en sus múltiples formas de ser, vivir y pensar.

biodiversidad

  LA REDUCCIÓN DE LA BIODIVERSIDAD

Durante cientos de años hemos reducido la diversidad vegetal y animal en un porcentaje que tiene asustada a la comunidad internacional. Que preocupe o no a la sociedad de a pie ya es otra cosa porque, salvo que esté en nuestro campo de interés, vivimos totalmente ajenos a esta problemática perdidos en las preocupaciones particulares de nuestro día a día. 

Pero a lo que vamos. Se dice, entre otras muchas referencias, que

  • “En 1990 ya se había perdido aproximadamente el 70% de los bosques, tierras boscosas y maleza del Mediterráneo, el 50% de las praderas, sabanas y tierras de matorrales en zonas tropicales y subtropicales y el 30% de los ecosistemas de los desiertos.
  • Las poblaciones de 3.000 especies salvajes han mostrado una tendencia constante al declive, que ha alcanzado 40% entre 1970 y 2000. La disminución alcanzó el 50% para las especies provenientes de las aguas continentales, y un 30% para las especies marinas y terrestres
  • Entre 1970 y 2000, la población de especies salvajes ha experimentado un descenso anual medio del 1.7%.
  • “En el siglo pasado, se calcula que la actividad humana ha aumentado la tasa de extinción de las especies a un ritmo mil veces mayor al natural. Según la Lista Roja de Especies Amenazadas de la UICN, entre el 12% y el 52% de las especies tratadas de forma exhaustiva, como las aves o los mamíferos, se encuentran amenazadas de extinción.
  • Pincha aquí para información más detallada.

Estos datos evidencian una inmensa pérdida de biodiversidad no sólo de especies sino también genética y de ecosistemas, lo que afecta gravemente a su propia pervivencia al reducir su capacidad de respuesta a los problemas del entorno.

A más de ello, hay quien afirma que esa pérdida de diversidad es parte del problema de la existencia de nuestro querido COVID-19, porque ha llevado a que eliminemos especies intermedias en la cadena trófica evitando pues que aquellas se “coman” el virus antes de que llegue a la raza humana.

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Y en este debatir, yo no tengo dudas de que hemos reducido la diversidad humana del mismo modo que lo hemos hecho con la biodiversidad vegetal y animal.

Estamos reduciendo nuestras formas de vida, de ser y de pensamiento a varios modelos estándar únicos que provocan una inmensa pérdida de aporte humano. 

Puede que aún no lo hayas visto, o incluso que te estés preguntado el por qué. 

Y es más fácil de lo que te imaginas, y en demasiadas ocasiones nosotros mismos somos parte activa y responsable de esa drástica reducción de la biodiversidad humana. 

Solemos tender a generalizar las visiones y las posiciones. Cómo si todas las personas tuvieran que ver las cosas del mismo color. Y a tal fin, tendemos a reafirmarnos en ellas rodeándonos de personas y grupos que tienen esa misma, o similar, forma de pensamiento. Relacionarnos con los opuestos o contrarios nos cuesta, y por ende limita el debate enriquecedor que generaría nuevas variables. 

O siguiendo modelos e influencers que idealizamos como patrón ideal a seguir y, en la medida de lo posible, repetir. Y creamos la figura del prescriptor, que nos orienta hacia dónde avanzar en vez de conectar contigo mismo para saber qué es lo que a tí más te conviene. 

Cada vez más asistimos a opiniones que se presentan casi como verdades innegables o posiciones irrefutables y se utilizan como vara de medir entre lo correcto y lo incorrecto, lo que se exacerba aún más en la matriz de las redes sociales.

Incluso expulsamos de nuestros grupos de whatsapp, instagram o facebook a quién es diferente o nos hace cuestionar nuestras posiciones. 

Algo que resulta harto confuso cuando, observando simplemente nuestra propia unidad familiar, somos capaces de apreciar que en ella hay todo un crisol de sentires y vivencias. De opiniones y creencias. Imaginémonos pues en la dimensión cuantitativa de una sociedad.

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El hecho es que somos un inmenso muestrario de culturas y cada uno de los seres humanos encierra en sí un enorme potencial de diversidad.

Aceptar esta realidad nos permitiría poner el foco no en (querer) tener razón sino en entender las motivaciones del otro y buscar espacios de respeto.

No hay una única verdad, hay tantas como variedades de sentires y prioridades existen en los seres humanos. Del mismo modo que ocurre con la inmensa gama de subespecies dentro del reino vegetal, entre las cuales, se asevera, que la mayoría de ellas está aún por descubrir y clasificar ( https://www.jardineriaon.com/cuantas-especies-de-plantas-hay-en-el-mundo.html)

Esto es algo que se me ha hecho mucho más patente desde que mi vida se asentó en la inmensidad policromática de la ruralidad, qué tan imbricada está con la diversidad de la naturaleza. Y que activa una riqueza de pensamiento bien diferente y variada a la de las vivencias producidas en el mundo urbano y desarrollado.

Y me hace darme cuenta de cuán importante es que las personas, y la sociedad, recuperemos el contacto directo, aun puntual, con la Tierra para tomar consciencia de nuestra dimensión universal. Puedes leer más sobre esto aquí.

descubrimientos

LA PROTECCIÓN DE LA BIODIVERSIDAD

En los últimos tiempos, con más énfasis a partir del Siglo XXI, las políticas, nacionales e internacionales se han dado cuenta del gran perjuicio que ha supuesto esa ingente reducción de biodiversidad vegetal y animal y están adoptando leyes y medidas para proteger esas especies raras y casi extinguidas porque, aunque tarde, se han dado cuenta del inmenso valor y las bondades que aporta su singularidad.

Y debiéramos hacer igual con las personas. Proteger a los que son diferentes y potenciar la diversidad.  

Si todas pensamos igual y nos enfocamos a las mismas respuestas y comportamientos, difícilmente vamos a poder impulsar el avance de la humanidad hacia nuevos lugares desconocidos.

¿No son acaso las personas que han visto las cosas de “otro” modo las que han contribuido a replantear las formas, ideas, pensamientos y estructuras preexistentes y con ello han hecho avanzar la sociedad?

¿No se valora a las personas disruptivas precisamente por eso, por cómo sus ideas rompen con todo lo establecido?

¿No serían tenidos por locos esas personas en su momento? Ejemplos tenemos en la historia en demasía como para no verlo.  

¿No estamos aprendiendo que personas diferentes, o afectadas, por lo que hemos venido en llamar discapacidad o minusvalías, muestran actitudes y comportamientos innovadores, una visión diferente de las cosas, actitudes empáticas potentes, o una gran capacidad de resiliencia?

¿No nos damos cuenta de que los modelos estandarizados de educación están condicionando esa diversidad potencial del ser humano y afectando a la libertad de ser de las personas infantes y adolescentes? ¿y con ello al desarrollo diverso de nuestra sociedad?

¿Seríamos quienes hoy somos sí, en el camino de la historia de la civilización,  alguien no se hubiera enfrentado a situaciones tales como la esclavitud, los derechos humanos, de la infancia o de la Tierra o la posición servil de la mujer?

No puedo ni imaginar que opinarían los congéneres de aquel que, en el Neolítico, pudo crear su propio fuego con dos piedras. La idea de que fuera un mago, brujo, loco o similar estaría en sus mentes.

Como con las plantas, es seguro que aún hay infinidad de potencial humano por descubrir y desarrollar, y enfocarnos en las mismas vivencias, posiciones y sentires constriñe esa posibilidad enormemente.

Sabemos que el cambio, lo nuevo, gusta a unos tanto como irrita y encolera a otros. Pero sin crítica, sin cuestionamiento, sin análisis de la diversidad y un profundo trabajo de observación y entendimiento, no hubiéramos llegado a ser quienes hoy somos como sociedad.

diversidad humana

Cada persona tiene su ritmo, su son, su alma, su latido propio.

Como cada planta y cada animal.

Quién cuida un huerto o tiene varias mascotas puede apreciarlo con sencillez en su totalidad. No hay dos perros iguales ni siendo de la misma camada y raza. Ni dos rosas iguales naciendo de la misma mata. Por eso los gemelos son toda una odisea genética.

Pero para evolucionar como especie humana es evidente que la clave ha pasado siempre por la colaboración y ello exige un respeto previo a las ideas y formas de ser, sentir y vivir del otro. A respetar y cultivar la “multiplicidad entre las distintas especies humanas y dentro de cada una de ellas, así como de las culturas, tradiciones, y estructuras de pensamiento de los que forman parte”.

Vincularnos entre nosotros, entrelazarnos, aprender a sentir esa diversidad y respetarla es un inmenso trabajo para el que no tengo claro que estemos aún preparados, tan enfocados en nuestras posiciones vitales particulares. 

Y hoy ya es sabido. No somos mejores o peores por como pensamos, vivimos o sentimos. Sino por las intenciones que mueven nuestros actos: El amor o el miedo. El respeto o la imposición. El deber o la libertad. O la conjugación de todo un arcoíris de intenciones puestas al servicio del bien común.

Reconócete como único. Y sé diferente, pero con la intención amorosa de ser tú respetando al otro, con toda la dificultad que ello encierra.

Llegar ahí será el momento de mayor crecimiento de la humanidad. Y quizás del propio planeta Tierra.

Quiero pensar que en ello estamos.  

Te animo a que lo reflexiones.

A qué te lo dejes sentir dentro de ti en estas fechas navideñas tan especiales y plagadas de reencuentros y removidas emocionales.

Hay una gran biodiversidad humana. Aprender a verla, reconocerla, valorarla y cuidarla contribuirá sin duda a respetar a su vez la inmensa biodiversidad vegetal y animal de la Tierra. O a la inversa, según tu sentir. 

Y en un año marcado por el conflicto, la incertidumbre y la polarización, dónde se nos presentan unas navidades enrarecidas y contrapuestas por el COVID-19, te invito a que, antes de juzgar, criticar o cuestionar otras posturas te atrevas a entrar en el insondable mundo del alma ajena.

Quizás podrás, no necesariamente entender, pero sí, aceptar que cada uno de los seres vivos de este planeta (también los humanos) somos únicos, cada uno aportamos un valor concreto y singular a la Tierra y a la humanidad, y que la integración de la visión del otro pueda contribuir a una mayor vincularidad entre las personas, y a mejorar esta raza nuestra, y de paso la sociedad y la vida en el Planeta.

F e l i z N a v i d a d

Y que este año tu mayor regalo sea aumentar la biodiversidad humana del planeta siendo tú mismo, desde tu singularidad y autenticidad, y reconociendo ese mismo espacio y potencialidad a los demás seres vivos del Planeta.

Solsticio de invierno
digitalización

Cada revolución ha traído grandes transformaciones sociales. La revolución tecnológica lo está haciendo ya. Limitarnos a repensar las ciudades no será disruptivo. Lo será replantearnos nuestra forma de vida y el modelo de desarrollo social.

La ciudad es un espacio del territorio natural que hemos transformado artificialmente para desarrollar en él una vida cómoda y, teóricamente, plena de bienestar.

Lo curioso es que la pandemia del Covid-19 que estamos viviendo nos ha enfrentado a una cruda realidad: nuestras viviendas y ciudades no son tan cómodas ni adecuadas para una vida localizada en un ámbito reducido. Y mucho menos sostenibles para estos nuevos tiempos que nos ha tocado vivir. Pero, lo que aún es más grave, tampoco está claro que genere bienestar a sus habitantes: densidad alta, colapso, contaminación, largas distancias, falta de espacios naturales, y de naturaleza, …. generan estrés, y riesgos para la salud. Poco “bien-estar” podemos tener en esas circunstancias y si, mucho”trastorno por déficit de naturaleza” (Richard Louv, 2005, “El último niño del bosque” https://www.bbc.com/mundo/noticias-38136747).

Lo que sin duda debe hacernos repensar de arriba abajo el modelo constructivo de nuestras urbes, y de las viviendas. Y ahí estamos como sociedad, en infinidad de diálogos y debates sobre el nuevo modelo de ciudad: la ciudad de los 15 minutos, la ciudad-verde, ….

en medio de la ciudad

En los dos últimos siglos el modelo de ocupación territorial, del que la gran ciudad es su máximo exponente actual, se ha invertido en Europa como consecuencia de la concatenación de revoluciones que se produjeron en los siglos XVII y XVIII (comercial, industrial, económica, agrícola, de movilidad, eléctrica, ….)  en los países desarrollados.

Esas revoluciones cambiaron las formas de vida, la estructura social, el comercio, la economía, la industria, ….. y la propia ocupación del territorio, surgiendo las grandes ciudades alimentadas en gran medida por el propio éxodo rural. Esto estaba vinculado a su vez al hecho de considerar que el progreso, el avance y el éxito solo eran dables en las urbes. Lo que atrajo una población continua a los espacios urbanos y empobreció (en población, recursos y oportunidades) al mundo rural (https://nathium.com/la-digitalizacion-del-campo-como-freno-frente-a-la-despoblacion-rural/).

En todo ese tiempo, la ciudad y su diseño se ha considerado la panacea y el súmmum del éxito humano y una expresión de nuestra inteligencia, y capacidad de conquista y transformación del espacio natural.  

A lo que seguía el pensamiento lógico de que lo moderno era vivir en la ciudad. Y que los que “se quedaban en el Pueblo” era porque no podían aspirar a algo mejor, (por falta de inquietud, habilidades u oportunidades).

Sin embargo, en estos estos tiempos del COVID-19 en los que el miedo, el aislamiento y la limitación de movimientos se imponen, las ciudades miran al campo pero, en realidad ¿que mirán?

Miran a un espacio natural, no convertido en artificialidad, donde lo que domina no es el hormigón ni el asfalto sino los paisajes y la naturaleza. Lo miran con el ansia, no satisfecha por la ciudad, de poder tener una vida digna y unos espacios más acordes al desenvolvimiento de nuestro ser. Y se empieza a atisbar en el horizonte que, ahora, quizás ya si, es de modernos el vivir en el campo y en los Pueblos. Curioso movimiento pendular, en el que debemos pararnos a reflexionar y que abordaremos desde distintos planos en este blog.

la revolución tecnológica en el mundo rural
LA revolución tecnológica traerá consigo un importante efecto en el desarrollo del mundo rural.

El siglo XXI, todo el mundo lo dice, será el siglo de un enorme salto tecnológico pero, también será el siglo del gran cambio y desarrollo de todo lo vinculado a lo rural, y lo natural.

Está claro que el covid ha generado una mirada hacia el campo, una mirada muy condicionada por los propios medios de comunicación y por el hecho mismo de que el campo con su amplitud de espacios se ha mantenido como un lugar más seguro frente a la infección del coronavirus.

Pero la realidad es que, incluso antes de este hecho, ya existía una clara tendencia a impulsar y proteger el campo motivado por múltiples factores difíciles de resumir aquí. Pero como dato destacado podemos fijarnos en el hecho de que el día universal del orgullo rural que se celebrará cada 16 de noviembre, apenas se implantó hace dos años, a partir del pasado 2019.

En mi opinión, que aún no es tendencia pero creo que lo serán en los próximos años, las áreas rurales van a tener un avance exponencial íntimamente vinculado a un cambio en las formas de vida y en el propio modelo social.

A priori, ese avance va a estar impulsado entre otros, por las siguientes variables:

  1. La transformación digital está generando nuevas formas de vida y de organización de los trabajos que ya está haciendo repensar el diseño de la viviendas y de las ciudades. El llamado “teletrabajo” es el anticipo de una nueva revolución en las formas de organización social -y familiar- que, como ya hemos visto en siglos anteriores, va a tener sin duda un efecto claro y directo en la ocupación del territorio.
  2. Los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) que vienen siendo liderados por la ONU van a ser un motor de cambio en las medidas a adoptar no sólo a nivel gubernamental, sino también empresarial. Cada vez son más las entidades que se suman a la agenda 2030, y cada vez más las empresas que redirigen sus políticas de responsabilidad social al desarrollo de dichos objetivos. Y, recordemos que, entre ellos, está el de “Ciudades y Comunidades sostenibles”, “reducción de las desigualdades”, “acción por el clima”, o “vida de ecosistemas terrestres” entre otros, que tan vinculados están al campo.
  3. La Comunidad Europea ha puesto el foco en el desarrollo del valor endógeno del mundo rural y en la importancia de abordar el desequilibrio territorial entre la ciudad y los Pueblos, que va a suponer la disponibilidad de importantes recursos económicos en los próximos años enfocados a tal fin.
  4. La mayor conciencia social sobre la importancia que tienen nuestros actos en el medio ambiente y sobre la necesidad de tener un contacto con la naturaleza van a generar también un claro interés en las ciudades por el mundo rural. Lo que va a incidir en que sean considerados como un espacio de equilibrio territorial y sensorial.
  5. Los cambios sociales van a permitir que muchas personas y familias con especial sensibilidad hacia el contacto con la naturaleza, hagan un trasvase de vida de la ciudad al campo y van a ser ellas mismas las que con su impulso, provoquen el desarrollo del sector servicios en el mundo rural. Los pueblos y responsables políticos tendrán aquí el reto de saber articular las exigencias urbanas con las tradiciones rurales. Será a mi entender uno de los puntos más “delicados” de todo este nuevo proceso que vamos a empezar a ver en los próximos años.

Nuestro gran reto no será pues el desarrollo en sí del “campo”, que sí o sí se va a dar.

Nuestro gran reto será aprender de los errores del pasado (algo que nos cuesta como sociedad) y definir que su modelo de crecimiento ponga el acento en las personas, el medio ambiente y el territorio antes que en el beneficio y el desarrollo per se.

Nuestro gran reto será que el crecimiento del mundo rural se haga realmente a partir de sus valores endógenos: de su historia, su idiosincrasia y formas de vida y que no colapse la naturaleza, ni caiga en el error de mimetizar el modelo de ciudad (algo que bien debieran aprender los dirigentes de los entes locales) ni de olvidar la importancia de lo que en sí es el bienestar real.

Nuestro gran reto en este futuro -e inmediato- escenario del desarrollo rural será preservar los valores que hoy, en tiempos del Covid-19, lo hacen merecedor de que todo el mundo vuelva su visión hacia el.

Rocío Ledesma para Nathium.com

#Nathium, #Conectadosconlatierra #Cutar #axarquia #Tuencierroesunaoportunidad #desarrollorural

semana agrotech málaga 2020

Está en el debate general una cuestión que ya era absolutamente inaplazable: la despoblación del mundo rural, por muchos también llamada “La España Vaciada”. Ante esa evidencia innegable, en enero del 2017 se creó el Comisionado del Gobierno frente al reto demográfico. Y tres años después el debate se ha intensificado y la digitalización del campo se presenta como un freno frente al despoblamiento de los Pueblos.

Despoblación rural

Esta recesión demográfica no es algo que haya surgido de la noche a la mañana sino que ha sido un goteo intenso en España desde los años 60/70 y aunque tiene múltiples causas, como la propia evolución demográfica, aquí quiero destacar dos:

Una, el modelo territorial español, muy influenciado por el sector inmobiliario, que ha centrado sus pilares en la concentración de población en el centro de la península y en el eje mediterráneo, en detrimento de otras realidades.

Y dos, una polarización entre lo urbano y lo rural, que ha generado una gran despreocupación sobre la importancia de los Pueblos y el campo para la pervivencia de la sociedad y de las ciudades que tan rápidamente siguen creciendo.

Tanto una como otra pivotan a su vez sobre el gran cambio histórico que supuso para las formas de vida de la sociedad la revolución industrial y la revolución agrícola. 

La concatenación de revoluciones del siglo XVII y XVIII motivaron un cambio de mentalidad en la sociedad que pasó de ser eminentemente autárquica o con economías de subsistencia a centrarse en la economía de mercado, en la rentabilidad y el capital como motor de toda la evolución que hemos vivido en estos últimos casi trescientos años. Pero, sin duda alguna, esto trajo un efecto directo en los estilos de vida entre los que aquí cabe destacar el desplazamiento masivo de la población del mundo rural al mundo urbano. 

A principios del Siglo XIX apenas dos ciudades superaban el millón de habitantes (Pekin y Nueva York) (Consujltar: http://news.bbc.co.uk/2/shared/spl/hi/world/06/urbanisation/html/urbanisation.stm) y el 90% de la población europea residía en el ámbito rural. Hoy, las grandes ciudades son la regla y concentran en torno al 90 % de la población. La población en los campos es una tendencia a la baja, y no sólo en España sino en Europa en general.

La despoblación está así muy vinculada a unas formas de vida y a una tendencia social basada en la idea de que el futuro y el desarrollo de la humanidad está en las ciudades. Es, desde esa posición, que no se han valorado las consecuencias de ir vaciando de servicios y personas a los Pueblos, y de ir abandonando los campos, porque no se les daba ninguna importancia ni se era capaz de ver la función estructural que tenían como sostén de la forma de vida urbana.

Ahora, estamos en un momento estructuralmente delicado para la sociedad. No sólo por el singular Covid-19 sino porque, como hace casi 300 años, volvemos a estar en un momento de profundo cambio y transformación. 

El desarrollo tecnológico ha supuesto una auténtica revolución social que lo está impregnando todo: las formas de relacionarnos, las formas de trabajar, de procesar y analizar el conocimiento (big data), de construir, de operar quirúrgicamente, las formas de viajar, de concebir el modelo familiar, la estructura social, y hasta la forma de trabajar el campo.

digitalización

Lo veamos o no, estamos inmersos en un proceso de absoluta revolución tecnológica, de digitalización social. 

Y es ésta la que se quiere utilizar como elemento vertebrador para frenar la polarización campo / ciudad y ayudar a vincular población a los Pueblos. 

Pero ¿cómo? Pues, según la estrategia de digitalización para el sector agroalimentario y forestal y del medio rural, elaborada en su día por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, reduciendo la brecha digital, potenciando la conectividad del territorio, fomentando el uso de datos (big data aplicada a lo sectorial), creando nuevos modelos de negocio centrados en la agricultura inteligente y la industria 4.0, …. y todo ello en coordinación con la Política Agraria Común (PAC) post 2020 de modernización del sector agroalimentario y con medidas que se deberán abordar de forma transversal. 

digitalización 6

En este punto hay que plantearse: ¿qué opina de todo esto la sociedad? ¿y las personas que viven en el campo y en los Pueblos? ¿realmente hay quién va a querer venirse a vivir al campo a pesar de todo ese paquete de medidas? ¿y las personas que habitan el mundo rural van a querer aplicar esas nuevas metodologías de trabajo?, ¿y va a ser impulsado por las grandes empresas o va a haber un papel activo por parte de las pequeñas y medianas producciones agroalimentarias que sostienen el 75 % de la producción agroalimentaria?

Estas son las grandes dudas que aún hay sobre el tapete y las que, de verdad, incidirán en que la revolución tecnológica sirva, o no, de freno a la despoblación del medio rural. Por que, del mismo modo que las revoluciones industrial, agrícola, eléctrica y de medios de transporte del siglo XVIII y XIX supusieron un profundo cambio de mentalidad que nos ha hecho evolucionar hasta los tiempos actuales, (con todo lo bueno y menos bueno que esto nos ha supuesto), será preciso un nuevo cambio de visión para que esa revolución tecnológica pueda asentarse en el campo y atraer realmente población fija y estable al territorio rural.

En ese iter, permitirme terminar estas ideas diciendo que, si algo bueno ha traído el Covid ha sido conseguir que la gente de ciudad (tanto los que diseñan las políticas y aprueban las leyes como los que la habitan entre sus calles de hormigón casi desprovistas de naturaleza) vuelva su mirada hacia lo rural. Eso no quiere decir que aprecien todo lo que el campo aporta a la vida de las personas y al sostenimiento de las ciudades, pero sí, al menos, hemos cambiado el lugar dónde poner el foco. Y esto sin duda será clave en el éxito de esas políticas que sustentan toda una repoblación rural en lo tecnológico.

Sobre esto y algo más estaré hablando el próximo viernes 6 de noviembre de este peculiar 2020 a las 10:00 en las jornadas gratuitas y on line que ha organizado la Diputación Provincial de Málaga como “Semana Agrotech Málaga 2020”. Os espero. Aquí abajo os dejo el link del programa y para inscribiros. Será interesante debatir sobre estas cuestiones que nos afectan a todas las personas de esta sociedad, vivas en un Pueblo o en una gran ciudad.

semana agrotech málaga 2020

“ La digitalización del campo es ya una realidad por este motivo la Diputación de Málaga ha organizado del 3 al 10 de noviembre la SEMANA AGRODIGITAL MÁLAGA 2020, unas jornadas on line en las que ponentes de primer nivel hablarán de temas tan innovadores como las nuevas tecnologías aplicadas al campo, las soluciones inteligentes para el uso eficiente del agua o la transformación digital del campo

Inscríbete en este enlace

https://l.facebook.com/l.php?u=https%3A%2F%2Fagrodigitalmalaga.typeform.com%2Fto%2FG9HMl9fF%3Ffbclid%3DIwAR2_8h_pOOcu6PJ_t7el0u7I42iwS83xS7AjIihmf6fzjeUdGvM4qxGdMdg&h=AT37bFbvxtyAEzFP95_Ru3vpmz-2gtzMyvTcV7w6OY6-JqWn-ipndDjfxtxkVEHpjewKh8ylrHoQvJ-gqurGuLGqv5CBL3LHp3xpJBf0dICVm1Lg6rOSg937JgVu84mO0ELp&tn=-UK-R&c[0]=AT2ULxYyLjhKEBqATB2hW1sKN1h7DUguWY6Z6gLaAlB_wvYwksCf3a_65ywqXJ2QqPu8iIR-BJeuWx8dr6fD45qRrWkTSrPn8lfZIc70ePr76LbnSz-DJOswkrID5fI1tPyila4RRzvhhtBYoAL349wXYg

Descarga aquí el programa

https://drive.google.com/…/17h5Y8gPrClVE…/view…

Las jornadas finalizarán con una mesa redonda presencial el 10 de noviembre donde se extraerán las conclusiones de cierre

#agrodigitalmlg

#Nathium

#Conectadosconlatierra

#Cutar

#Tuencierroesunaoportunidad

respeta los ciclos de la vida

La fertilidad fluye cuando se acompasa con los ciclos de la tierra. No puedes pretender que un almendro de frutos en invierno o que un oso hiberne en verano. Del mismo modo, respetar tu ritmo, ayudará a que todo fluya mejor. Y no sólo eso, te ayudará a identificar las auto exigencias, a frenar los sentimientos de culpa y la necesidad de dar una imagen concreta que no sea coherente contigo.

rip

Este ha sido un verano extraño. Y sé que no solo para mí, sino para el conjunto de la sociedad. 

Este Covid-19 tiene la gran mayoría de los sistemas en alerta, y genera innumerables efectos en la vida de las personas. Mi sensibilidad ya de por sí alta está a flor de piel, y no solo por ello, sino además, y fundamentalmente, porque este verano, han fallecido dos personas muy allegadas, dos personas con las que he tenido un trato muy intenso y que han influido mucho en quién soy hoy. Y no por el coronavirus. Mariano, hermano mayor y el primogénito de la familia, y Juanjo, amigo desde pronta edad, pilar y apoyo en tantos momentos vitales, consejero, maestro de la vida y el mejor oyente y amigo que se ha cruzado en mi camino. Ambos, referentes esenciales en mi vida.

En esa situación el blog ha sufrido un parón inevitable. 

Lo intente continuar tras la muerte de mi hermano, pero paró abruptamente ante ese segundo fallecimiento incapaz de no mirar hacia dentro de mí y lo que me estaba pasando. No podía seguir adelante como si no hubiera pasado nada. 

Y ese parón me ha activado momentos de crisis y culpa. ¡Tengo que publicar en el blog! ¡Qué vergüenza, si lo acabo de sacar, como no voy a escribir nada ahora en él! 

He tenido ramalazos de autocrítica y autoexigencias. Me he planteado mi falta de compromiso para conmigo misma, el blog y todo ese colectivo de personas que, sin apenas publicidad, se han suscrito a seguir el blog. Pero no he podido.

No es tanto que no me saliera inspiración para escribir, algo que hago casi a diario como una necesidad del alma, aunque no todo sea publicable aquí. Es que no daba pie con bola en veinte mil detalles: me faltaba claridad sobre lo que quería publicar o agudeza al expresarlo, no daba con el formato, con el proceso de elegir e insertar las imágenes, me desenfocaba con temas ajenos a la temática de mi blog …. y además, el diseñador web que me está ayudando con la web ha sido padre (la vida y la muerte en su danza infinita) y está en una vorágine propia de ese momento vital.

Pues eso. Esta es la explicación de este silencio ignominioso en el blog. Y del parón que se ha producido en tantos otros aspectos de mi vida.

Y sin embargo, al permitirme vivir ese proceso la lección más importante que he aprendido en este tránsito es respetar mi momento vital

Sentirme, escucharme internamente e ir a mi ritmo frenando ese murmullo de conveniencias sociales y exigencias autoimpuestas. No es fácil en una sociedad que superó la quinta marcha de velocidad hace años y que no puede bajar de ahí. ¡Y que muchas veces ni siquiera ve lo bien que le vendría hacerlo! Y aun incluso muchas personas, sintiéndolo dentro de sí, miran para otro lado porque no se quieren reconocer ahí, no se atreven o no saben cómo hacerlo o cómo enfrentarse a un entorno social que lo que más transmite es el valor de la acción y la producción intensiva y desaforada.

Soy consciente de que en la vida en la ciudad no sólo no respetaba mis ciclos ni mis tiempos, es que ni los conocía por estar desconectada de ellos. Me recuerdo en mi etapa como letrada y gerente del despacho, casi corriendo por el pasillo, con esos tacones que ahora descansan de tantas carreras en el armario, resolviendo veinte mil cosas a la vez, enfrentando decisiones de recursos humanos, de política presupuestaria, de necesidad de un cliente, o de estrategia jurídica en el planteamiento de una defensa, … desconectada de mi ritmo vital real, e imbuida de una acción continua en la que no me permitía apenas pausa. Y así llegue al punto de estrés y ansiedad que me diagnosticaron como crónico, por exigirme resultados a un ritmo muy superior al que podía producir. Y sobre todo, por querer mantener el nivel de exigencia máximo tooooooodo el tiempo.

EL ritmo de producción que nos hemos impuesto como sociedad es absolutamente contra natura. No hay una intensidad tal que sea buena. Ni fruto o recompensa que merezca generar ese grave estrés en el cuerpo de la persona. Ni producción que justifique que una persona no pueda integrar su proceso del duelo, cuando le toca bien de cerca.

Y eso es algo que constato cada vez que observo la naturaleza, que es donde más me dejo inspirar una vez que salí del frenético ritmo que impera en la forma de vida de la ciudad. 

La tierra, como las personas, tiene su propio ritmo. Hay momentos para florecer y dar frutos, otros para crecer,  y tiempo hasta de morir para volver a brotar otra vez. Y también, como yo acabo de experimentar, hay momentos para hibernar.

respeta los ciclos de la vida (2)

Respetar mis propios ritmos y ciclos es el mayor compromiso que puedo exigirme y que puedo mostraros. 

Dejar atrás las exigencias derivadas de una producción desconectada de uno mismo y avanzar al son del fluir de la vida y en sintonía con tus propios ciclos vitales. Y eso he hecho.

La muerte de dos personas tan importantes en mi vida, y tan seguidas en el tiempo, genera una indudable zozobra que hay que dejar salir. No por ignorarla o taparla, sustituyéndola con mil tareas o compromisos, va a dejar de estar ahí. Ese vapuleo emocional es como la removida de la tierra antes de abonarla. Es lo que te va a permitir recoger los nutrientes, aprendizajes y sabiduría que hay en todo duelo. Y sobre todo, es comprobar en mis propias carnes como el cambio de la ciudad al Pueblo no ha sido solo un cambio de escenario, sino un cambio profundo, interiorizado, en el que ya no primo como antaño la producción en sí misma, ni el quedar bien o satisfacer al otro antes que el cuidado a una misma, sino que realmente me he dejado imbuir por la importancia que tiene el respeto a cada ciclo y experiencia vital.

Aquí sigo. Y seguiré, porque este blog es fruto de reflexiones y sentires profundos. Este blog es mucho más que un negocio, o una vía solo para ganar dinero, o de hacer webinars automatizados para atraer público. Este blog es una ayuda para poner en valor el mundo rural y mostrar visiones alternativas al estilo dominante de vida que se enmarca en la ciudad, para equilibrar visiones y realidades.

Así que, aquí sigo aún a pesar de ese parón que ha requerido mi ciclo vital.

Me encantará leerte, y saber si has vivido algo así y como lo has enfrentado. Ya sabes cómo hacerlo, estas herramientas son muy conocidas por la generalidad. Escribe un comentario si te sale compartirlo o mándame un mensaje privado si prefieres más intimidad. O simplemente dejalo sentir dentro de tí; esa será la interacción más poderosa que puedas regalarte. 

Y recuerda que todo tiene su momento, solo tienes que sincronizarte con tu ciclo vital para sentirlo y vivirlo. Conecta con él. 

De la ciudad al campo: un camino desde la explotación vital a la integración natural

Hablar de la ciudad y el campo, para mí, es hablar de un proceso de liberación personal y de autodescubrimiento. Es un camino en el que he conseguido pasar de un ritmo frenético, que me arrastraba inconscientemente hacia el túnel de la producción continua, a un ritmo más natural y calmo dónde mi forma de trabajo se integra con los tiempos de la naturaleza. Es un estado de conexión en el que, a diferencia de cómo lo vivía en la ciudad, me puedo permitir sentirme y trabajar cuando mi energía está en ello, y crear, cultivar, contemplar o simplemente descansar, cuando así lo siento. Y es curioso porque, desde que estoy en el campo, desde que tengo la fortuna de vivir en el pueblo, trabajo mucho más que antes y he adquirido muchos más conocimientos y más variados que antaño. No son mejores ni peores pero si son más diversos y enriquecedores. Y esas son para mí las dos ideas o conceptos que mejor resumen mi cambio de forma de vida: diversidad y enriquecimiento o abundancia.

Mi vida en la ciudad era más plana, más monótona. Mi labor cotidiana se desarrollaba como parte de un engranaje en el que, mis tiempos, estaban marcados casi en su totalidad. Y eso que era mi propia jefa como socia fundadora de un bufete y gerente del despacho. Pero, sí recuerdo hasta como me irritaba la llamada de algún familiar o amigo cuando estaba en momentos de horario laboral”.

Era buena profesional, destacaba y además del ejercicio como Letrada Urbanista impartía clases en distintos cursos vinculados a dicha materia. Mis conocimientos aumentaban cada día, pero siempre iban enfocadas a lo mismo, a la rama del derecho público al que me dedicaba. Y sí, tenía un trabajo y un buen sueldo, pero trabajaba en exceso (solo respetaba el sábado que era mi día de desconexión laboral) y el valor de mi tiempo y de la vida que estaba consumiendo no compensaba mis ganancias y, mucho menos, mi sentir interno. La cuestión es, que, con el tiempo, me fui agotando, me fui cansando y lo que en un principio creí que era estrés, (estrés crónico me diagnosticó el médico) con el tiempo, tras alejarme de esa vida laboral, de la vida urbana, me di cuenta de que en realidad era un vacío existencial. Y conste que me gustaba mi trabajo, pero perdió todo su encanto cuando se convirtió en una obligación y en un correr continuo para poder satisfacer con prontitud y cuasiperfección, sin casi opción al error, las demandas de los clientes, de las administraciones y de todas las exigencias legales vinculadas a tu trabajo, cada vez más inmediatas y apremiantes, porque es el ambiente con el que, la inmensa mayoría, convive en los núcleos urbanos.

Mi cambio me ha permitido percibir ambas realidades, la urbana y la rural. Y cada día estoy más convencida de que, la artificialidad de la ciudad, a la que hemos desposeído de los elementos de la naturaleza, y en la que la creación de la vida está ahogada entre capas de hormigón, nos desconecta de nosotros mismos y, con ello, de la Tierra. Y es esa profunda desconexión la que nos empuja a un ritmo insano, inmediato, pleno de exigencias y obligaciones que nos han convertido en máquinas de producción laboral, aparte de confundirnos en muchas otras cosas.

Tras dejar el despacho, retome una nueva vida que me ha ido sorprendiendo y llevando por caminos que no podía siquiera aventurar.

Descubrir la vida rural, al venirme a vivir a un pueblo en la montaña, me trajo toda la paz y sosiego del mundo natural que se enfrentaron abruptamente a mi agitación interna y al ritmo frenético del que venía. Han sido años complicados en los que una parte de mí era impulsada a hacer y no parar, a idear, proyectar, trabajar -continuando el impulso tras la frenada que provenía de mi vida anterior- y otra, me invitaba a la tranquilidad, al disfrute, al relax y a la observación, conectando con la plácida calma de la frenética actividad creadora de la Tierra.

Y lo que ahora sí tengo claro es, que, cuando el trabajo pierde su carácter artesano, de ritmo tranquilo y satisfactorio para ti y tu cliente, algo empieza a ir mal. Cuando te valoran más por la cantidad, los números y el rendimiento que por la calidad y el sentido de la responsabilidad algo no está bien. En ti, y en la sociedad que lo impulsa y permite.

Sin embargo, aún hoy, sigo viendo que, la vida en la ciudad, tal y como está planteada actualmente, inclusive con sus formas de trabajo encorsetadas que provienen de siglos atrás y de creencias de generaciones muy anteriores a la nuestra, sigue alienando y esclavizando escolar y laboralmente a demasiadas personas, sin distingo cultural. Y que muchos humanos están ansiosos de dar un giro radical a sus vidas, de cambiar de lugar, pero se frenan por múltiples motivos y razones.

Por mi experiencia personal puedo decir que otra forma de vida más acorde con lo que os está pidiendo internamente a gritos vuestro ser  algunos de los que me leeis, es posible. Yo lo he hecho, y muchos más humanos, antes y después que yo, avanzan en ese recorrido que es el encuentro verdadero con uno mismo.

Para mí, llegar al campo ha sido mi liberación. Si tu ser ya te lo está demandando, escúchalo, y avanza en pos de esa otra vida que te haga ser más tú y sentirte más a gusto contigo mismo.

No pierdas la oportunidad. No sigas dejando pasar el tiempo viviendo una vida que no quieres vivir. 

Atrévete, y haz caso al latido de tu corazón, al latido de la tierra que te empuja a cambiar de vida.

Hay un momento en la vida en el que miras hacia atrás, y todo encuentra su sentido.

Eso nos pasó a nosotros al tiempo de romper con nuestras vidas ya establecidas y venirnos a vivir al Pueblo, dónde conectamos con nosotros mismos.

La naturaleza es una necesidad básica, un derecho fundamental, que nos ha sido negado al vivir en ciudades alienadas dónde todo está enfocado al trabajo, a la producción, al consumo y nada está diseñado para el sencillo acto de contemplar y disfrutar del proceso de la vida.

Densidad urbana. Sin atisbo de naturaleza
En cualquier ciudad: asfalto, cemento y artificialidad como señas de identidad. Y residiendo en ellas, las personas, o quizás, seres perdidos.

La ciudad es pura artificialidad, un mundo gris lleno de asfalto y cemento que te priva de sentir la fuerza creadora y la abundancia continua que emana de la Tierra. Hemos llegado a la conclusión de que esa profunda desconexión de la Tierra y aislamiento de todo lo natural que se respira en el mundo urbano, nos ha negado a nosotros, las personas, sentir el pulso vital. Nos ha impulsado a desarrollarnos más como máquinas de producción, como eslabones de una cadena, que como los seres vivos, creativos e interconectados que realmente somos. Y de paso, hemos hecho lo mismo con la Tierra, la hemos mercantilizado y desprovisto de su esencia. Esa que, durante milenios, la mayoría de las sociedades y tribus antiguas que aún vivían conectados con ella, hizo que la llamaran Madre (y al sol, el Padre,) y la consideraron algo sagrado y digno del mayor de nuestros cuidados.

Los animales se alimentan de la propia Tierra y luego enriquecen el suelo haciéndolo más fértil con sus desechos..

En la naturaleza aprecias que todo está entrelazado.

Puedes ver, solo en la capa más superficial de lo que es apreciable por nuestros ojos, como todo fluye y se equilibra a partir de la presencia continua de muchos elementos, sol, tierra agua, viento, insectos, flores, plantas, animales, subsuelo, ……

El desierto del Sahara alimenta el pulmón verde del Amazonas. (sobre esto publicaré un post propio)

Los desechos orgánicos son transmutados en hummus, el abono que nutre la Tierra. Gracias a la acción del sol, la lluvia, el aire y esos seres sagrados que para los egipcios eran las lombrices, que regurgitan los desechos orgánicos y los convierten en fuente de vida. Del mismo modo que nuestras sombras, nuestros puntos débiles, transformados debidamente, son la semilla de nuestra mayor fertilidad o fecundidad creativa.

Asomarte al vacío de contemplar la naturaleza, es mostrarte todo un camino de abundancia, arrojo y resiliencia para seguir siempre hacia adelante, evolucionando desde la más pura cocreación e interconexión entre todos sus elementos.

Estamos conectados con la Tierra. Es una realidad innegable.

Somos seres que estamos vivos gracias a ella que es la que nos da todo lo que necesitamos para respirar, alimentarnos y cobijarnos.

Quizás este lugar no es para todo el mundo, lo sabemos. No todos podemos resonar aún con este mensaje. Pero buscamos que nos conozcas y que escuches dentro de ti ese latido antiguo que late desde siempre en tus entrañas. Nathium.

Ese latido que sabe que estás viviendo una vida que no quieres vivir. Nathium.

Ese latido que hace que te sientas disconforme con tantas cosas de un sistema que ya no te llena y te invita a renacer. Nathium.

Ese latido que te empuja a vivir una vida más plena, y a cambiar las cosas para que tus hijos, y tú mismo, viváis mejor. Nathium.

Ese latido que te empuja a tener un mayor vínculo con la naturaleza para sentirte más vivo, creativo e inspirado al contemplarla a ella. Nathium.

Si lo sientes así, bienvenido a Nathium, el latido de vida que te conecta con la Tierra.

Nos mostramos para ofrecer un nuevo portal de comunicación a todos los seres humanos que se sientan conectados con el llamado de la Tierra, a vivirla, sentirla y protegerla como ese ser sagrado y único que es. Si quieres participar y formar parte de este sentir, contacta con nosotros y ábrete a colaborar, comunicar y participar desde este mismo lugar.

Creemos una red nueva de personas entrelazadas en pos de la defensa del derecho básico a estar conectados con la Tierra y defender su dignidad.

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